lunes, 30 de abril de 2018

Mi amigo Martín



MI AMIGO MARTÍN


En mi niñez, la persona más importante fue mi amigo Martín Izquierdo Jiménez. Él era un niño muy alegre, ocurrente y juguetón. Recuerdo que compartíamos gustos y preferencias. Jugábamos a las bolitas (canicas) y nos inventábamos fantásticas historias. Nuestra amistad había llegado a tal grado y la generosidad de Alicia -la mamá de Martín- era tal que en más de una temporada de vacaciones del colegio llegué a comer y dormir varios días -como huésped- en su bonita y espaciosa casa de dos pisos en el distrito de San Miguel, en Lima (Perú). 

Nos gustaba competir en múltiples juegos. Cada uno quería ganar -a veces hasta con trampas- y para ello desarrollábamos creativamente mil y un recursos con ingenio e imaginación. Nos comprendíamos bastante bien en muchos aspectos, a pesar de nuestras distintas personalidades -él era más extrovertido, travieso y alegre; yo, más bien, un poco introvertido, más estudioso y serio- y sentíamos un aprecio sincero el uno por el otro. Actualmente, mi recordado amigo de la infancia vive en los Estados Unidos. Yo lo extraño mucho; tal vez él también a mí. Martín fue el mejor amigo de mi infancia y el mejor amigo que he tenido hasta el día de hoy.  


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